La terapia de familia permite a los miembros de una familia crecer y desarrollarse de una manera saludable. También hablar en un espacio profesional y con el apoyo de un especialista de los problemas que surgen al interior del hogar y entre los miembros de la familia.
Muchas veces los problemas de un miembro de la familia expresan en realidad lo que está pasando en el hogar y en la familia. Lo que sucede es que uno de los miembros de esa familia se ha convertido en el portador del síntoma. Por lo mismo, una terapia de familia permite sacar adelante a la persona que presenta el síntoma, a partir de simples conversaciones sobre la dinámica familiar. Y el síntoma se disuade sin que se pase a otro miembro de la familia.
La dinámica conyugal repercute en todos los miembros de la familia, particularmente sobre los hijos. Y viceversa. Por lo mismo una terapia de familia ayuda a conversar sobre los problemas e inquietudes, propios de la niñez, las nuevas generaciones o producto de las relaciones familiares.
Toda familia atraviesa por crisis naturales. Y hay que saber enfocar las crisis como oportunidades de cambio. Una terapia familiar ayuda a revisar los límites relacionales entre padre e hijos y entre hermanos. También a evaluar los patrones de comportamientos que la familia no puede abordar como disfuncionales.
Ahí dónde hay un niño o un adolescente con malas notas, suele haber escondido un problema entre los padres. Y la terapia de familia es la es el espacio adecuado para tratar esos temas y solucionarlos. Lo propio ocurre con los comportamientos violentos, desafiantes o episodios de drogadicción.
Contamos con la experiencia, la seriedad, la confidencialidad y el profesionalismo para apoyar el desarrollo de cada uno de sus seres queridos, a partir de una óptica familiar terapéutica especializada.